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Lobo estepario

  • Foto del escritor: Rebecca Ching
    Rebecca Ching
  • 18 sept
  • 2 Min. de lectura

En la política, hay quienes para poder mantener la ética y la dignidad durante la función pública terminan cerrando su círculo de influencia a un mínimo, esto debido a que no todos tienen como meta el ser productivos, aprovechar su tiempo al máximo en la búsqueda de soluciones a las problemáticas ciudadanas.


Lastimosamente hay políticos perezosos, indolentes e incluso se puede decir que negligentes ya que recae en ellos la toma de decisiones que puede significar no solo una mejor calidad de vida para los ciudadanos, sino también la diferencia entre la vida y la muerte por la falta de soluciones a asuntos graves que deberían de ser prioritarios.


Cuando recae en un pequeño grupo de personas la responsabilidad de buscar el bienestar de miles de ciudadanos y estos dan prioridad a su propio bienestar, a sus intereses personales y el auto enriquecimiento, entonces pierden el contacto con la realidad, hacen de su paso por el gobierno una experiencia frívola y justifican cada decisión tomada por más equivocada que esta sea.


El cinismo y la arrogancia se normalizan, es cuando los señalamientos por corrupción de parte de ciudadanos, de medios de comunicación y la oposición, son “injustos”, son “falsos”, son “ataques” y borrachos de poder, sienten tener el derecho de amedrentar, amenazar y usar el aparato de gobierno y el propio dinero del pueblo, para descalificar a quienes tienen el valor de señalarlos.


Esto lo pudimos ver todos en la pasada administración, todos fuimos testigos, fue como si San Luis Río Colorado hubiera sido seleccionado para ser objeto de un gran experimento social, para observar cuanto tiempo y cuántos errores están dispuestos a soportar los ciudadanos de una comunidad de 200 mil habitantes, antes de deshacerse de sus malos gobernantes.


Después de esta terrible experiencia, los funcionarios y políticos locales deben replantarse la estrategia que seguirán para demostrarle a los ciudadanos que, si están trabajando y que esa es su prioridad, ante todo, sobre todo los regidores al ser gestores del pueblo, usar la parafernalia política de manera mediocre ya se hizo y el pueblo lo rechazó, es momento de enorgullecer la cuna evitando arrastrar el apellido con tal de ser serviles al poder a cambio de favore$.


Además, el saber exigir es importante, al ser gestores los regidores tienen la responsabilidad de solicitar y reorientar a las distintas dependencias del gobierno municipal la información u apoyos que necesita al ciudadano, es un derecho que tienen todos los regidores sin importar sus colores e ideales.


La política limpia es posible si se prioriza la ética y la transparencia, así mismo favorecer las soluciones prácticas y siempre de la mano con la voluntad popular, pues quien mejor que el pueblo para decirnos cuáles son sus problemáticas más sentidas, por lo tanto, un gobierno pragmático, democrático y participativo sería lo ideal.

 
 
 

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